Entrevistas
“HAY QUE HOMENAJEAR A LOS HINCHAS DESAPARECIDOS”

“HAY QUE HOMENAJEAR A LOS HINCHAS DESAPARECIDOS”

Lo mas importante es hacer los homenajes a esos socios, hinchas desaparecidos”

Gustavo Veiga es periodista, docente y militante social. Autor de diversas obras: “Deporte, desaparecidos y dictadura”, “Fútbol limpio, negocios turbios” y “Donde manda la patota: barrabravas, poder y política”, entre otros.

El próximo agosto cumple 42 años de trayectoria en los medios. Gustavo es referencia ineludible a la hora de pensar la conjugación entre deporte y Derechos Humanos.  Sus investigaciones abarcan medios gráficos, audiovisuales y varias publicaciones que son materia de estudio.

En esta charla, repasamos sus inicios, influencias, militancia y horizontes por venir.

Con ustedes, Gustavo Veiga:

¿Como es tu elección de la profesión? ¿Cuanto viene heredado de tu viejo, Bernardino Veiga, y como fue comenzar a hacerte camino en esta profesión?

Puede haber influido, porque mi viejo estaba en el apogeo de su laburo. Si bien falleció cuando yo era bastante joven, tenia 21 años y el 61, yo ya estaba laburando en el periodismo desde el año anterior casualmente… empece en agosto del 78 y el falleció en julio del 79. Entonces ya estaba impulsado a comenzar el laburo. Obviamente que por algún amigo, conocido periodista de mi viejo, me abrieron alguna puerta. Por eso siempre digo que influyó sin estar, después obviamente el camino me lo tuve que hacer. Porque a vos te pueden abrir la puerta con el laburo, pero si después no cumplís, no estas a la altura, no tenes nivel, formación y no te preocupas por crecer, no llegas a nada.

Así que influyo él como otras cuestiones, otros modelos de periodistas, lecturas. Siempre fui un tipo muy inquieto en leer todo lo que llegaba a mis manos: ensayos, historias, política, sociología y también literatura. Pero todo ese combo hizo que empezara en el gremio y siguiera hasta hoy. En agosto de este año se van a cumplir 42 años.

-Comenzaste, como bien decías, en agosto del 78 con el periodismo. Este no fue un año cualquiera, plena dictadura y mundial de futbol en el país. ¿cómo era aquella época para ejercer la profesión?

Por empezar, había pocos lugares donde estudiar periodismo. Yo estudie en el circulo de La Prensa, que tuve que dejar en un momento después de estar un año cursando. Tenia que parar la olla en mi casa. Soy hermano mayor con dos hermanos mas chicos… ya había entrado a Clarín a trabajar como colaborador y a la revista Goles. Trabajaba desde el mediodía hasta las doce de la noche de lunes a viernes, ademas del fin de semana, y como la cursada era tres veces por semana, tuve que decidir, o era el laburo o el estudio. Mas adelante me metí en la UBA. Había muy pocos lugares para estudiar y muchos menos lugares para trabajar.

A los tres años en Clariín me despidieron por ser activista o estar tratando de reestructurar la cuestión de la comisión interna, que tuviéramos delegados. Nos despidieron a seis compañeros. Esto fue en septiembre del 82 después de la guerra de Malvinas. Me echaron con Alejandro Fabbri por ejemplo. Ahí también cerró la revista Goles. El año 83, aún en dictadura, venia echado de Clarín y afuera de editorial Abril, que era la revista Goles porque había cerrado. O sea, me quede sin dos trabajos dos meses antes de casarme. Me casé por civil en enero del 83… no la tuve fácil. Pero seguí trabajando. Le agradezco siempre a Victor Hugo que me haya abierto años después la puerta de Radio Argentina, fui al mundial de México y seguí, seguí.

-¿Recordás cual es el primer momento donde vinculas el deporte con los Derechos Humanos?

Eso si tiene que ver con la historia personal y de formación. Porque en mi familia hay un desaparecido, un primo, hijo de la hermana mayor de mi papá. Eso me marcó mucho, fue en junio del 76 cuando lo matan y se llevan el cuerpo. Tuvimos la certeza de que lo habían matado en un operativo por testigos. Eso de alguna manera, con la política siempre estuvo como tema, junto al deporte en mi familia, es obvio que de alguna manera yo soy lo que soy producto de esto, de la historia personal, de la propia formación y de la participación en la política, en el sindicalismo. Fui mucho tiempo activista, delegado, delegado paritario, miembro de conducción de un sindicato, en cargos menores, porque nunca quise dejar de trabajar, ni tampoco cobre un peso del gremio donde estaba. Eso me convirtió para algunos en referente, y esas influencias de alguna manera me forjaron lo que soy hoy, y desde hace un tiempo.

-¿Cual era el nombre de tu familiar asesinado por la dictadura?

Mi primo era hincha de Vélez, Horacio Merega, que es el apellido de mi tío político, Atilio Merega, que venia de una familia muy política. Si bien mi tio era marino mercante, bastante antiperonista, su padre había sido el primer concejal socialista de Mar del Plata y había una comunicación en términos políticos que siempre se daban discusiones en la familia. Mi primo fue militante montonero, estudio en el Nacional Buenos Aires, egresó de ahí. Después estudio biología en la UBA en la facultad de exactas en Ciudad Universitaria, de hecho ahí hay una foto grande de él en uno de los pasillos con otros desaparecidos y su historia aparece en varios lugares. Por ejemplo en un libro que se llama “La otra juvenilia”, que lo escribió un compañero del diario, Werner Pertot, con otro periodista. Es un libro que justamente trata de los desaparecidos del Nacional Buenos Aires.

Tengo recuerdos de la infancia muy fuertes con el, pero llegamos a convivir poco tiempo. Cuando  desapareció yo tenia 18 y el ya estaba en la clandestinidad. Lo veía poco y nada, prácticamente desde los 15 años que no nos veíamos mucho, pero hemos pasado vacaciones juntos, estuvimos en Ezeiza el 20 de junio del 73 cuando el regreso de Perón. Son muchos los recuerdos.

¿Recordás puntualmente una nota o una investigación en donde comenzaste a cruzar el deporte y los Derechos Humanos?

Seguro hay varias antes, pero no de manera seriada hasta que empecé en Pagina/12 que es cuando pude consolidar la posibilidad de publicar de manera continua, sostenida en el tiempo con historias de deportistas desaparecidos o asesinados por la dictadura, por la triple A o por la CNU. Entonces si yo me ubico que entré al diario en octubre del 98, la continuidad se la di a este trabajo desde hace ya 24 años. Antes había escrito historias de manera mucho mas aislada, tampoco se conocía demasiado. Sí se conocía la tragedia en un sentido general, global, pero no en términos específicos por vectores. Por ejemplo en el gremio de prensa habíamos hecho un trabajo muy marcante para mi sobre periodistas desaparecidos, es un libro que se llama «con vida los queremos», que fue el primer antecedente de una rama de actividad profesional que había hecho un trabajo así. De los deportistas ni se hablaba, recién se empezó a hablar en los 90′.

Yo había escrito algunas notas antes, pero realmente no las tengo presentes. Seguro en Perfil, en Crónica también y en la revista Periodista puede ser también.

Así como comentabas sobre trabajos específicos de diferentes ramas, ¿que cuestiones fuiste encontrando en este camino de conjunción entre deportistas y desaparecidos?

Muchas cuestiones me encontré, coincidencias producto de la investigación. Uno va encontrando puntas que enlazan a gente que no estaba vinculada en lo político pero si en lo deportivo, o estaba vinculada en lo deportivo y no en lo político. Un caso concreto es la historia de La Plata Rugby, el club donde hay 20 jugadores desaparecidos que estuvieron en distintas etapas. Algunos llegaron a la primera, en rugby se dice plantel superior, y otros no llegaron a jugar en primera pero hay una coincidencia. Producto de mis búsquedas, un día me entero que algunos de esos jugadores militan en un partido, el PCML Partido Comunista Marxista Leninista, que prácticamente fue exterminado durante la dictadura, habían militado junto a Adriana Acosta, una jugadora de Hockey sobre césped, la jugadora mas importante de la historia del hockey de esa época. Yo digo que podría haber sido una leona tranquilamente, en esa época no existía el marketing de las leonas. Ella había jugado en la selección argentina y llegó a estar, por lo menos, con el capitán de La Plata Mariano Montequín en un mismo centro clandestino de detención. Esto lo supe producto de mis investigaciones, no se si se conocían porque Mariano había surgido de la militancia en La Plata, después lo secuestraron en capital, y Adriana militó entre La Plata y zona sur y también la secuestran en capital pero un año después que a Mariano. Entonces no se si se conocían, y si hubiera sido así, el grado de conocimiento que tenían entre ellos. Esa historia la descubrí investigando y así hay muchas otras.

Lo concreto que siempre digo en las charlas, que ahora en marzo me invitan de hablar, y ando de acá para allá, que es obvio que no desaparecieron por deportistas, en todo caso eso es un emergente de todo lo que ellos hicieron en materia de compromiso político social, de militancia barrial, territorial, en distintos lugares y desde distintas fuerzas político militares, porque estuvieron en organizaciones guerrilleras y también en organizaciones estudiantiles que no tenían participación directa en actividades guerrilleras. Podría hablar horas de este tema…

Si bien cada vez mas se profundiza y se habla mas sobre este tema ¿cuan permeables viste que son las instituciones deportivas a hablar de estos temas? Porque vos investigas, publicas, pero después se contrasta con la realidad. ¿Cómo tomaron las instituciones las investigaciones que realizaste?

Esa es una cuestión que viene de abajo hacia arriba. Hay Periodistas que hemos investigado estos temas: Ariel Scher, Claudio Gomez y otros mas, algunos con la continuidad como yo le pude dar desde el diario, otros no tanto. Entonces producto de los laburos que nosotros hicimos, los tomaron en sus manos los socios e hinchas de los clubes, y a partir de que se constituyó la Coordinadora de DDHH del Futbol Argentino, tuvo un cambio exponencial, se multiplicaron por cientos de compañeros y compañeras que empezaron a darle visibilidad a estas historias de un modo que incluso se convirtieron en un corpus académico para mi que doy una materia. Un sujeto que da sentido a todas estas búsquedas es hoy el hincha, socio o hincha militante según algún autor académico como Pablo Alabarces.

Eso fue saludable, porque empujó hacia arriba el compromiso de algunos clubes que al principio estuvieron bastante refractarios a hacer esto, porque dependía de la Comisión Directiva. No era lo mismo el Boca de Macri o de Angelici, que el boca que está ahora, que tiene gente que con un reconocimiento especial. Inclusive un primo lejano mio, Alejandro Veiga, es prosecretario de Boca, y es uno de los principales impulsores de toda esta política de Memoria, Verdad y Justicia en el club… y por eso lo están puteando bastante algunos hinchas, con frases del tipo «porque no se dedican al futbol…”. O sea, sigue habiendo una resistencia, bolsones de resistencia en los clubes. Pero creo que hay que destacar la Coordinadora de DDHH y las Comisiones y Subcomisiones que en cada club impulsan estas políticas que en marzo vuelven a aparecer a la vista de todos porque se hacen muchas actividades. Yo participo bastante porque me invitan y me siento de alguna manera parte de esa Coordinadora.

A los que todavía les cuesta un montón, y en algunos casos no han hecho nada, son a las organizaciones de primer grado, a las federaciones deportivas: la AFA, La asociación de Tenis, o la UAR que costó un montón que pusieran una placa, estuvieron durante un tiempo largo sin dar respuesta a un pedido que le hicimos de manera personal. Yo fui a una reunión con el presidente de la UAR. Y sobre todo el rugby, porque es el deporte que mas desaparecidos tiene, son mas de 150 sobre un total de 220, casi el 70% de los deportistas.

Hay que tratar de que la rueda no se detenga. Hay que seguir haciendo reconocimientos, actos, charlas. Yo siempre pongo a disposición mis laburos, la miniserie que hice hace 10 años para la televisión pública sobre deportistas desaparecidos. Lo mas importante es hacer los homenajes a esos socios, hinchas desaparecidos, pero también tracciona mucho llevar el tema a encuentros con la gente. Por ejemplo a mi ahora me invitan a dar charlas a centros culturales, desde diferentes municipios, pero no hay tantas de esas charlas en los clubes como yo quisiera.


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