Instituto “22 de Junio”

El Instituto Socio comunitario del Deporte  –  I.S.DE. “22 de junio” –  nace como una iniciativa de la Federación de Organizaciones Deportivas de la Argentina ( F.O.D.A.), en articulación con el Colectivo de educadores y educadoras populares DALE! y el Movimiento Nacional NI UN PIBE MENOS POR LA DROGA. 

Desde hace tiempo los clubes de barrio han tomado un rol protagónico en los barrios populares de nuestro país. Con una mirada comunitaria y social, la práctica deportiva se ha convertido en un espacio de encuentro colectivo, en una manifestación más de nuestra cultura popular y masiva que les posibilita a los pibes y pibas de los barrios el acceso al deporte y les garantiza su derecho al juego.

Casi 20 mil son los clubes de barrio y espacios deportivos en nuestro país que diariamente abren sus puertas para que el deporte posibilite espacios de encuentro. El club, como institución social y política permite, también, la posibilidad de construir y transitar una identidad común con muchos otros y muchas otras. Ser y hacer con otros y otras, en nuestro barrio, a través de la práctica deportiva.

Sabemos que el club no es sólo un lugar donde practicar un deporte. En los clubes de barrio también nos criamos, pasamos gran parte de nuestras vidas, y ante todo, nos formamos.

Siempre decimos que, si la escuela es la primera referencia educativa formal, el club del barrio junto a la familia son otros dos pilares de nuestras formaciones humanitarias. Un Humanismo que trasciende el deporte y nos acompaña durante muchos años.

De esas vivencias surge la idea de crear un Instituto de Formación, con una mirada socio comunitaria del deporte que recupere esas experiencias y esas emociones. Que entienda al deporte desde una concepción social, que lejos de velar por los parámetros competitivos y los negocios de unos pocos, pueda cobijar y alojar en sus espacios deportivos a todos y todas, recuperando en la experiencia del deporte comunitario su concepción lúdica. 

Un espacio de formación que capacite a nuestros jóvenes y a los trabajadores y trabajadoras de nuestros clubes desde un abordaje comunitario, propiciando espacios de participación,  incluyendo  las diversidades, y a su vez, que piense y discuta el modelo deportivo que queremos para nuestra patria. 

Necesitamos en la Ciudad de Buenos Aires un espacio de formación para los trabajadores y trabajadoras del deporte social. Desde allí, desde su concepción y posicionamiento político, discutir y disputar el modelo deportivo que proponen Larreta y sus amigos, quienes además de descuidar estas necesidades y derechos esenciales, afectan gravemente el espacio público mediante sus negocios inmobiliarios. 

Pero el Instituto no se agota en la Ciudad de Buenos Aires, nacemos con la idea de llegar con diversas formaciones a todas las provincias a partir de la posibilidad que nos da la virtualidad. Hoy cada espacio formativo es un arcoíris de experiencias deportivas comunitarias que se hacen presentes en todo el país, de allí su riqueza y su potencialidad. 

Pensar los espacios formativos en el marco de una Federación de clubes de Barrio (F.O.D.A.), desde la Educación Popular, junto al trabajo territorial de una organización social como el movimiento  NI UN PIBE MENOS POR LA DROGA, implica pensar en procesos de construcción colectiva que tome al deporte como una herramienta de transformación social y que lo referencie como ordenador de la vida de miles de pibes y pibas en los barrios,  creando nuevas condiciones para mejorar la calidad de vida  y el acceso a espacios de socialización y al ejercicio pleno de sus derechos. 

Como nos señala el Papa Francisco “no podemos concebir la educación sin el deporte”. Debemos acudir al rescate de los y las jóvenes a través de la educación, el deporte y el arte popular. Un salvataje que le de batalla a la cultura del descarte. 

Los Clubes de Barrio son espacios formativos. Tenemos que fortalecer ese rol educativo y lograr que el pibe y la piba del barrio vayan al club, no sólo a practicar deporte sino también a formarse. A estudiar. A pensar proyectos. A ser protagonistas. A tener la palabra. 

En esos espacios, en el territorio y aportando desde la formación a la construcción de la red comunitaria, están presentes también nuestros sueños.

Los sueños de crear espacios colectivos donde el derecho a la formación sea una realidad de pibes y pibas y de familias enteras que hoy son parte de nuestros clubes. Los sueños de instituciones más democráticas, inclusivas, saludables, instituciones que entiendan que el deporte no es una cuestión para unas élites.

Los sueños de formar dirigentes y dirigentas deportivas que lleven adelante proyectos sociales y comunitarios para todo el barrio. Los sueños de tener profesores y profesoras que tengan capacidad de formar a nuestros jóvenes desde el acompañamiento y la escucha.

Los que se sueñan despiertos, iluminados, gambeteando obstáculos, reponiéndonos de las malas, con la brillantez de lo individual y el acompañamiento del equipo atrás, mirando el futuro como el Diego miraba el arco inglés, aquel 22 de junio de 1986 en el estadio Azteca para luego festejar arrodillado, con el puño en alto, agradeciendo a D10S.  

Lo que sueños que más temprano que tarde haremos realidad.


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