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RUGBY Y CAMBIO SOCIAL

RUGBY Y CAMBIO SOCIAL

Barrio Unido se llama el equipo formado por adolescentes de diferentes zonas de El Alto en la ciudad de Bariloche. Un territorio postergado donde los recursos son escasos y las mieles del turismo internacional no se reflejan en su cotidiano.

La ciudad de San Carlos de Bariloche, con sus mágicas postales turísticas, también posee una zona invisibilizada, un territorio al que literalmente, se le da la espalda. Estos espacios se aglutinan en la zona de El Alto, barrios que muestran una dura realidad de precariedad y falta de oportunidades.

Pero en El Alto también vive la esperanza, jóvenes que con sus estigmatizaciones a cuestas, changuean como pueden e intentan potenciar sus sueños y anhelos.

Dentro de esta realidad existen dispositivos que intentan, desde diferentes ángulos, torcer el destino marcado. Uno de estas experiencias es el del equipo de rugby Barrio Unido, el cual surgió como una idea de agruparse alrededor de un deporte que no sea el fútbol.

Nace un Barrio Unido

“Los chicos se habían cansado de jugar a la pelota. Bariloche tiene un arraigo muy fuerte con el fútbol. Entonces querían cambiar esto y empezaron a jugar entre ellos a otra cosa, y así apareció el rugby. Aprendieron mirando videos, partidos, y así se fueron juntando”, comenta Gisella Aramayo, profesora de educación física y docente del taller.

Gisella comenzó a interiorizarse de lleno en lo que es el rugby, sobre todo lo que es la modalidad de “seven”, y en ese proceso, recibió una propuesta desde Desarrollo Social de la provincia, para dar clases en un dispositivo deportivo, “Había que hacer un proyecto, formalizarlo y a partir de esto, crear las actividades para los chicos que ya estaban entrenando hace 2 años”, comenta la docente y agrega, “Los chicos en un primer momento querían hacer un club. Se habían juntado un par de pibes en el Barrio Malvinas con esa idea… y después de un tiempo se empezó a formalizar la actividad a partir de uno de los CAAT (Centros de Atención y Articulación Territorial), que engloba distintos barrios. Así se comenzó a articular con otros dispositivos y se le fue dando forma. En esa formalización, necesitaban un profe de educación física y ahí es cuando me integro”.

B.U.R.C. son las siglas del proyecto Barrio Unido Rugby Club, que abarca los barrios Malvinas, Nahuel Hue y Omega, surgido con la intención de que a través del deporte, se pueda dar un espacio de contención y escucha, al tiempo que bajar la rivalidad entre estos territorios. “Había mucho conflicto interbarrial y esto fue una manera de unir los barrios, unir a los adolescentes y jóvenes a traves del rugby, por eso el nombre”.

Si bien la insfraestructura es escasa y solo recibieron algunas donaciones, el proyecto siguió adelante a puro empuje. “Otra dificultad es que no tenemos cancha, usamos la de la asociación de clubes barriales. En un momento habíamos conseguido otro lugar pero quedaba muy lejos, volvíamos muy tarde y no teníamos luz. Hay que tener en cuenta que en Bariloche, durante el invierno, nos quedamos sin luz alrededor de las 5 de la tarde, así que no era muy factible ese lugar.”

Trazando objetivos, superando obstáculos

“Me encanta ejercer desde este rol para que el derecho a la educación física llegue a todos”, comenta Gisella y describe cuales fueron las primeras tareas al comenzar en el dispositivo, “Lo mio dentro del taller fue agregarle a los chicos las habilidades motoras básicas a los ejercicios que ellos ya estaban haciendo: enseñarles a saltar, a correr, a equilibrarse, las posturas. Esas cosas que eran básicas, faltaban pulirlas un montón. Así que empezamos por ahí”.

En un plano de logros institucionales, Aramayo comenta, “Otro de los logros fue que empezaron a entender, desde Desarrollo Social, que era realmente un dispositivo que une, que ayuda, que fomenta que los chicos estén, participen y que se generen más cosas que solo el rugby. Muchas veces nos juntamos a charlar sobre temas bien distintos, y todo eso lo logramos a través del deporte”.

En el devenir de la tarea, desde la el taller se fueron encontrando con otros obstáculos vinculados a la invisibilización de este tipo de actividades referidas al deporte social, “Nosotros no teníamos como fichar a los chicos, porque la Unión Argentina de Rugby (UAR) no tiene un apartado para fichar a chicos y chicas que estén realizando actividades en el marco del deporte social. Esa es una falencia bastante grande de la UAR, que entiendo se podría reveer”.

El deporte como herramienta de cambio social

“Estoy convencida que el deporte puede aportar a los cambios sociales de una manera positiva”, afirma categórica la docente, “Hay estructuras que nos genera el deporte, cualquiera sea, que no nos da ningún otro espacio. Saber que vas a entrenar tal día a tal hora, te ordenada un montón la vida, porque ya predispones tiempo para la actividad, para ese tiempo que es para vos”.

La potencialidad de la actividades deportivas desde una mirada social, claramente rebasan lo netamente deportivo, mas bien se apoyan en estas para poder trabajar sobre otras: “En el taller, el momento de entrenar era tan importante como el momento de comer, eran dos espacios en donde se notaba el cambio de los chicos, y también en el vinculo que generaron conmigo. Los escuchamos, los incentivamos a que estudien, a que sigan lo que sueñen, a que la vida puede cambiar”.

La profe del taller agrega en relación al rugby, “También sirvió para sacar el estigma de que el rugby es un deporte violento. Yo he jugado muchos otros deportes en mi vida, y creo que es uno de los menos violentos de los que jugué, así que seria bueno que se saque ese estigma ya que es un deporte hermoso que nos enseña un montón de valores”.

Los pibes y pibas del las barriadas de Bariloche, sin duda encontraron un lugar de pertenencia dentro del taller. Hoy en día hay chicos que están jugando de manera federada en diferentes clubes como Pehuenes o Dina Huapi, “y a pesar de las distancias sociales que existen, los recibieron con los brazos abiertos”, comenta con orgullo la docente. Si bien hace unos meses el taller dejó de funcionar por la edad de los chicos, que con más de 18 tienen que salir a trabajar en su gran mayoría, la experiencia de Barrio Unido Rugby Club espera ser replicada en otros espacios territoriales de la ciudad de Bariloche, ya que fueron sobradas las muestras de crecimiento positivo y acompañamiento hacia las adolescencias, con el deporte como centro, excusa y motor de la transformación social.


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