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LA SELECCIÓN DE LOS CLUBES DE BARRIO

LA SELECCIÓN DE LOS CLUBES DE BARRIO

Hace tres meses y un día la Selección Argentina perdía un partido insólito. Nos encontramos un martes a las 9 de la mañana con las manos llenas de derrota contra un rival inesperado. Por esos días, empezaba a sonar de fondo, una música de elogios hacia las selecciones europeas. No solo para con su fútbol, sino también para con su formación.

Las academias de fútbol europeas son el modelo elegido por muchos países para formar a sus futuros y futuras futbolistas. Espacios donde, por lo general, se busca la mecanización de movimientos y aprendizajes. Una idea del fútbol y el deporte más cercana al modelo fordista de producción que al juego como espacio de creación y recreación.

De este lado del Atlántico, la Selección Campeona del Mundo, formó a sus juveniles en un ambiente diferente. Uno donde las enseñanzas fuera de la cancha son tan o más importantes que las que suceden dentro. Uno donde nuestros pibes y nuestras pibas pueden jugar sin importar el resultado, sin pensar en nada más que compartir con los otros y las otras.

La Selección Argentina tiene su origen en los Clubes de Barrio. Los 26 campeones del mundo pasaron y llevan la marca de haber jugado en esos espacios comunitarios, muchas veces mantenidos a fuerza de laburo y amor, contra las complicaciones que la realidad impone. Los festejos mundialistas, creemos, son una buena excusa para posar los ojos sobre los Clubes de Barrio y generar políticas públicas para que estos puedan desarrollarse de mejor manera. Que no todo tenga que depender de la buena voluntad de los vecinos y las vecinas.

Hace tres meses y un día empezaba un viaje que terminó de la mejor manera posible. Ese viaje, en realidad, comenzó mucho tiempo antes. En cada barrio, en cada pueblo. Y volverá a arrancar cada vez que un pibe o piba esté jugando en el club del lugar donde vive.


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Autor

  • Juan Stanisci

    Nació y vive en La Boca. Escritor y director en Lástima a nadie, maestro. Escribe y colabora en medios digitales de Argentina, Uruguay y México. Es uno de los autores del libro Crónicas Maradonianas.