Prácticas feministas, libertarias y alternativas
La idea de un encuentro siempre nos produce algo en el cuerpo. Deseos, expectativas, sensaciones que se nos presentan al momento de estar en un mismo espacio/tiempo con otras y otros.
Conversamos con Mónica Santino, de argentina, integrante de la organización social La Nuestra Fútbol Feminista villa 31, con el compañero Bengalas y las compañeras Karen y Laura de la organización Puños Libertarios, Bogotá Colombia, y con Ramón Rey del País Vasco, fundador del deporte alternativo Artzikirol
El origen de sus experiencias, el deporte social como práctica comunitaria, el vínculo entre educación popular y deporte; los procesos de inclusión social a partir de la ocupación de espacios y construcciones colectivas, fueron algunos de los ejes que aparecieron en la charla.
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Deporte en los barrios. El origen
La definición de deporte social muchas veces es amplia en su concepción y lleva a diversas formas de apropiación por parte de los actores y las actrices que lo practican en los barrios. Están quienes lo referencian en su definición política como una práctica popular, otres lo hacen como un espacio deportivo social, hay quienes lo definen desde las periferias, y quienes lo vinculan, en su definición, con el entramado comunitario.
Ricardo Duarte Bajaña, investigador de la Universidad de Iberoamericana Ciudad de Mexico, señala:
“El deporte social es un proceso diferente y más trascendente que el deporte moderno en tanto se fundamenta y operativiza en la construcción colectiva y constante del tejido comunitario y usa al deporte como herramienta de transformación social. Este proceso implica dinámicas de acción y reflexión a partir del análisis de las necesidades de las comunidades en donde se pone en juego la calidad de vida”.
Este proceso de construcción colectiva que se da muchas veces en los márgenes del sistema y de los espacios deportivos más institucionalizados, fue cobrando sentido en los barrios articulando la práctica deportiva con las necesidades existentes en la realidad cotidiana de las mismas comunidades. El deporte social, su práctica y su desarrollo, nace disputando sentidos. Exigiendo derechos Y apropiándose de espacios.
Mónica Santino es profe de educación física, DT de Futbol e integrante de la Nuestra Futbol feminista villa 31 que funciona hace 14 años en la cancha del barrio Güemes y define a su organización como un colectivo feminista, una organización social, un club sin techo, un proyecto deportivo y, por sobre todo, una herramienta de empoderamiento para las mujeres y las diversidades.
Utilizando herramientas de la educación popular, recuperando de allí la noción de praxis freireana, el espacio de la Nuestra Fútbol feminista se fue construyendo en el tiempo ( y a través de los diversos tiempos vinculados a las construcciones del movimiento feminista en argentina) a partir de la acción, contención, reflexión, y expresión de cientos de pibas que encontraron en el deporte social y feminista su lugar.
En otra parte de la Patria Grande, a miles de km de la Ciudad de Buenos Aires y de la villa 31 de Retiro, en Bogotá Colombia, compañeros y compañeras crearon una organización social en torno al deporte y las artes marciales que definen como un espacio de feminismo antifascista, un proyecto de práctica deportiva libre de discriminación, contracultural y anticapitalista.
Le pusieron de nombre Puños Libertarios Colombia y nacieron en el 2017 con el objetivo de generar espacios de igualdad de género en el deporte y de encontrar en la práctica de las artes marciales mixtas, un espacio para el bien común y la inclusión social.
Ramón Rey, tiene una amplia trayectoria en formaciones deportivas. Entre tantos años de trabajo y proyectos deportivos en distintos barrios del país vasco logró hace un tiempo crear el Artzikirol, un deporte alternativo, como propuesta educativa para la formación de niñas y niños en la igualdad. Una propuesta lúdica basada en la multiactividad, mezclando reglas y desplazamientos del futbol sala, el baloncesto y el rugby.
Que entendemos por deporte social.
Como dijimos la noción de deporte social es amplia y diversa en sus nominaciones. Sus vínculos con el territorio, como un espacio de encuentro, hacen que hablar de una práctica deportiva en una canchita del barrio implique, además, y muchas veces como centralidad, hablar de salud comunitaria, de derechos, de proyectos comunitarios, de sueños colectivos, de problemáticas comunes, de procesos formativos, de escolaridad, de sexualidad integral.
Todos esos componentes son parte del deporte social y acompañan las experiencias que se presentan a través de lo lúdico. Del encuentro entre pares.
La noción de deporte social aparece en las palabras de Mónica Santino asociada, de manera directa con la libertad. El fútbol, para ellas, allí en la cancha del barrio Güemes es un camino de libertad. Por eso entienden el deporte social más allá de lo que pasa en el espacio deportivo.
Esta cuestión planteada por Mónica y su experiencia en un barrio popular de Argentina, es compartida por las compañeras Karen y Laura, de puños libertarios Colombia, una organización deportiva, antifascista, en su propia definición.
En esta experiencia, las artes marciales mixtas, aparecen como un espacio de cuestionar los roles de género, la posibilidad concreta de la defensa personal de las mujeres ante situaciones de violencia y el empoderamiento de sus cuerpos.
Como señala Laura, el deporte social es, además, la posibilidad de ejercicio de derechos para pibes y pibas de los barrios, muchas veces marginados y estigmatizados.
Los deportes alternativos también son parte del deporte social. En su misma concepción de alternatividad buscan generar espacios de inclusión para pensar la propuesta deportiva potenciada con otros componentes, que no sean solamente lo competitivo. Romper ciertas hegemonías es parte de su existencia. La aparición de la centralidad lúdica, en el hecho mismo de jugar, aparece acompañada también en la acentuación de espíritu colectivo, en la superación de estereotipos y en la igualdad de oportunidades.
La experiencia del Artzikirol, como deporte alternativo que nace en el país vasco, da cuenta de esa posibilidad de igualdad de oportunidades para su práctica, y de formaciones basadas en valores que trascienden el deporte y sirven para la vida.
Cuerpos y ocupación de espacios en los barrios.
Las experiencias de deporte social están, muchas veces, atravesadas por el territorio y por todo su entramado social, político, comunitario. Allí, en la cancha misma, y en lo barrios se ponen en jugo los sentidos. Y muchas veces los espacios de disputan. Y los cuerpos son parte de esas tensiones, de esos estereotipos, de esas resistencias. Y de propuestas superadoras.
Mónica cuenta de manera maravillosa como es poner el cuerpo en la Nuestra y cómo es pararse en la cancha, como en la vida.
Cuerpo individual y cuerpo colectivo que aparecen en la centralidad de la práctica. La resistencia a ser violentadas, silenciadas, invisibilizadas y de crear un espacio para jugar. Y desde allí, desde el juego y el deporte la construcción política y social. El empoderamiento. La lucha por la igualdad.
Bengalas, de puños libertarios, también rescata las habilidades de esos cuerpos en disputa. Tomando las artes marciales mixtas no como un ejercicio de violencia, si no, como un cuerpo que se sabe autodefender de las violencias y las agresiones del sistema patriarcal, de las violencias cotidianas, de los abusos, de la violencia institucional.
A decir también de Karen, un cuerpo que desde lo individual va construyendo su propio paso a lo colectivo. Creciendo y aprendiendo con otros y otras.
Educación popular y deporte
La educación popular es parte del deporte social. Las experiencias situadas, la recuperación de saberes e historias de vida, la reflexión sobre la práctica, la construcción de espacios colectivos y de encuentros comunitarios a través del deporte la igualdad de derechos y la idea siempre presente de la transformación social son parte de todas estas experiencias presentes en los barrios.
El espacio del deporte social comunitario trae consigo todas estas instancias y potencialidades. Cuestiones que aparecen claramente en la experiencia de La Nuestra, en su construcción colectiva y como señala Mónica, en ese sentir/pensar/actuar y en la posibilidad misma de abrazar a la educación popular a partir del fútbol.
Los lazos entre el deporte y la educación popular también se dan en la experiencia de puños libertarios, Karen, nos cuenta como aparece ese tejido comunitario que va incorporando de a poco en su hacer, herramientas que sirven para pensar el rol docente y sobre todo las relaciones horizontales en los espacios de formación. Fin, del primer encuentro comunitario. Un espacio que disfrutamos desde el colectivo DALE! y que recuperamos en Meta para seguir explorando experiencias y reflexionando sobre el deporte social comunitario.