Especial 22 de junio
SE FUE

SE FUE

Se fue como un crujido seco, en primavera, cuando la vida renace. Con el cálido despertar de la savia dulce de los árboles, rodeado de álamos silvestres y de silencios huérfanos. Lo recuerdo tímido, escondido, zumbón, regalando soles y lunas, buscando bajo los escombros el brillo encendido de las luciérnagas. Se fue sin apenas ruido, entre flores de naranjo y azaleas, bajo el rocío de la madrugada. Un tiempo quieto, vacío, inhabitado. Un vendaval de furia infinita con que el tiempo lo ha devorado.

Nos quedamos ateridos, empapados, famélicos, cegados, con el cuerpo ulcerado, con las manos heladas, con el dolor brotando como esas flores indomables que se abren paso en las grietas del asfalto. Se fue como un alarido ronco, como un poema tardío, zurciendo agujeros del mundo, entre nubes de colores, peinando cielos de acuarelas. Un instante, un sueño, una búsqueda, un camino, un destello, solo un destello de su universo fabulado, de su luz y de su sombra, de su obra angustiada, de querer vivir y no saber cómo.

Necesitaba irse, y se fue, con la esperanza de que los paraísos perdidos alumbraran las puertas secretas del interior de su belleza. Hoy hay arte en tus ojos vacíos, lágrimas secas, que buscan, escarban, explican, juzgan; para recordar lo vivido y que nos abracen, nos rodeen, nos sostengan, para dar por supuesto un mañana, un pasado mañana.

Como un dios presocrático de luz, de sol y de agua, este país fatigado te recordará siempre Diego, en cada sobremesa, con un mate en la mano, debajo de un limonero, para justificar toda la existencia del mundo.


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Autor

  • José Luis Lanao

    Periodista y ex jugador de fútbol. Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 1979 con la selección juvenil argentina. Columnista de Pagina/12 y otros medios