ÁMBAR SÓLO QUIERE JUGAR AL FÚTBOL
En el año del Mundial Femenino de Fútbol, que se disputará del 20 de julio al 20 de agosto en Nueva Zelanda y Australia, se repite una historia que se fue acumulando en los últimos años y que se resume en la frase: “No podes jugar porque sos nena”. Esta vez tenemos que hablar de Ámbar Santa Cruz de 11 años a quien la Liga Rionegrina no la deja seguir su sueño de futbolista y tampoco ejercer su derecho al juego, recreación y esparcimiento.
Hace 2 años ocurrió lo mismo, su familia hizo pública la situación y logró que la niña de 9 pueda seguir entrenando para competir en equipos de varones porque espacios solamente para nenas menores de 14 años no existían ni existen. Ser nena parece estar mal en el fútbol argentino, que limita los equipos mixtos a las edades de fútbol recreativo con reglamentos arcaicos que tienen que modificarse porque la coyuntura cambia.
El presente del fútbol femenino en Argentina, un país donde el fútbol es parte de la cultura popular de la población, con un gran crecimiento y su profesionalización en 2019 fue producto de una larga e histórica lucha, donde se destaca el trabajo colectivo y el empuje de mujeres dentro de los clubes, futbolistas, equipos técnicos e hinchas y también de miles de mujeres afuera, todas afirman haber tenido muchísimas dificultades para acceder: debieron atravesar un sin fin de injusticias, desigualdades y vivenciaron actos discriminatorios por el sólo hecho de ser mujeres y quienes quieran ser parte se someten a una exigencia enorme.
A las mujeres que quieren vivir del fútbol se les exige constantemente, ellas tienen que demostrar que sí pueden y sí saben jugar a la pelota, que su juego es excepcional, que a la gente esta disciplina deportiva le interesa de verdad y que “vende” porque también tienen que llenar estadios. El mundo del deporte fue y todavía sigue siendo, año 2023, un ámbito repleto de lógicas machistas, si bien estamos en un contexto de avances y retrocesos y es cierto que los cambios están llegando, es necesario acelerar los tiempos, seguir trabajando y visibilizando para que no queden más niñas relegadas de manera injusta. Como ejercicio es interesante seguir poniendo el tema sobre la mesa e invitar a cada quien a reevaluar lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y lo que le estamos enseñando a las nuevas generaciones.
Una historia que se repite
El nombre de Ámbar se suma a una larga lista de niñas a las que se les niega el derecho a jugar al fútbol en categorías infantiles competitivas. En 2017, se conoció el caso de Micaela Fernández de Mar del Plata, en 2018 el de Candelaria Cabrera de Santa Fe, en 2019 el de Zaira Mores de Berazategui, en 2021 el de Emma Rodríguez de Guanimí y Renata de Villa Gesell y en 2022, Martina Raspo de Córdoba y Paula Bolaño de Cañuelas, Buenos Aires. Todas son historias similares y en muchas ligas del país se prohíbe el derecho a seguir jugando y las niñas deben exponerse a reclamos y campañas mediáticas con la impotencia, incertidumbre y el miedo a quedar afuera de las canchas.
En el caso de Ámbar, ella juega desde los 6 años en la escuelita de fútbol de la Asociación Civil, Deportiva y Cultural de Profesionales (ADCP) en Río Negro donde según su mamá, Lorena Fontao “La recibieron con los brazos abiertos y hace años que juegan nenas y nenes y cuando cumplió 9 nos dijeron que no podía seguir siendo parte del equipo para competir, creímos que no le iba afectar pero ella nos manifestó el deseo de seguir entrenando y jugando al fútbol y no mirar el partido desde afuera. Solicitamos respuesta a la Liga Rionegrina y el fundamento era que el Consejo Federal de la Asociación del Fútbol Argentino AFA, no lo permitía. Gracias al apoyo de muchas personas y presión mediática le permitieron jugar hasta los 11 años, hecho que hizo que otras nenas se acerquen al Club a jugar. Hoy nuevamente queda afuera con los mismos argumentos. Creemos que es falta de voluntad ya que hay otras ligas como la de Madariaga o la Liga del Sur (Bahía Blanca) que lo permiten y nadie los sanciona y a la vez a partir de fomentar y promover el fútbol femenino lograron tener sus propios torneos”.
“Parece que las nenas tienen que pedir permiso para jugar al fútbol”, una frase que sigue vigente y que fue una de las declaraciones que hizo el año pasado, Gabriela de Santo, mamá de Paula Bolaño, en el programa radial Pibas con Pelotas.
Ámbar y todas las jugadoras deben disfrutar y jugar.
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¿Por qué es importante el trabajo formativo en el fútbol y qué beneficios genera?
Carolina Magnalardo, presidenta de la Asociación de Fútbol Femenino de Río Negro y Neuquén, además de futbolista, escritora y periodista expresa: “Es muy importante para las niñas empezar desde temprana edad en el deporte, en este caso en el fútbol porque una incorpora valores como el trabajo en equipo, la responsabilidad, la solidaridad de trabajar con nuestras pares para alcanzar una meta en común, la disciplina, una rutina deportiva, el cuidado de la salud, la buena alimentación además de que es un espacio de recreación y de ocio que también le hace muy bien a la salud mental y más si una elige este deporte”.
En tanto reflexionó sobre el deseo de infancias más libres y sugirió: “Las y los adultos debemos acompañarlas a que puedan transitar libremente sus elecciones. Somos responsables de que tengan las herramientas necesarias para que solamente se ocupen de jugar y ser felices”.
Al ser consultada sobre la realidad del fútbol femenino en Río Negro y Neuquén señaló: “Hay mucha gente que trabaja muy bien e intenta hacer un montón de cosas por el fútbol y la inclusión de niñas, niñes y adolescentes pero a veces es un trabajo muy solitario. Falta un montón, más que nada por parte de los gobiernos, el acompañar ese trabajo que hacen las y los referentes deportivos, barriales, las familias que acompañan el desarrollo. Se trata de una construcción colectiva”.
La Asociación surgió en 2019, en plena profesionalización del fútbol femenino en nuestro país y tiene como objetivo aportar para que la disciplina tenga un real y sostenido desarrollo. Que las jugadoras puedan soñar con tener mayores oportunidades de hacer del fútbol y si así lo quieren, una profesión.
El deporte no tiene género
Para los tiempos que corren es fundamental seguir la línea de que el deporte, sea la actividad deportiva que sea, no está destinado a un género específico y particular sino que pueden practicarlo todas las personas.
Sebastián Santa Cruz, papá de Ámbar remarca: “Por más que digan que no, que no es una cuestión de género, sí lo es. Es la única razón. No hay otra. No hay ninguna justificación. Ámbar juega al fútbol todos los días, en todos los escenarios, en el club y en el barrio, en la playa o en la calle. Hoy la Liga Rionegrina no responde los pedidos en los que solicitamos que Ámbar y el resto de las niñas de nuestra región puedan seguir jugando. Directamente no nos brinda respuesta y amenaza al Club que ella integra si es que seguimos reclamando”.
Asimismo, manifiesta que: “La actual decisión de la Liga es discriminatoria y excluyente, porque en la actualidad no existe una liga para niñas de su edad. Alentar y promover la práctica de deportes debe ser el objetivo fundamental de toda liga”.
Las dirigencias de los clubes y todas las ligas del país siguen sin entender que el fútbol, para los niños y niñas, es un juego, un espacio de encuentro con sus amigas y amigos donde se construyen vínculos más allá de lo meramente deportivo y que eso vale para todos los géneros.
Hay derecho pero no legislación
El juego es un derecho fundamental para el desarrollo saludable de niñas y niños, para el aprendizaje y la construcción de prácticas de ciudadanía. Cuando las chicas y los chicos juegan, aprenden a conocerse y a interactuar con otras personas. Este derecho está contemplado en la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1989 (Art. 31) y en la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Ley 26.061, Art. 20). Sin embargo en los últimos años, situaciones como las de Ámbar se viralizan.
Ante esto, la AFA debe implementar el fútbol mixto en las divisiones formativas de los clubes y así facilitar el cambio de reglamento de las ligas, siguiendo las recomendaciones que hace la propia FIFA.
Dejen jugar a Ámbar
El fútbol es amor, pasión y amistad, debe ser para todas, todos y todes, en igualdad y libre de violencias. Se tienen que cambiar los reglamentos, atender a las necesidades de las infancias que piden cancha, que piden jugar, que piden espacios libre de discriminación donde crecer y poder desarrollarse.
La participación de las mujeres en el fútbol tiene una larga historia pero fue y es todavía poco contada. En 1971, Argentina participó por primera vez de un Mundial femenino de Fútbol en México, el 21 de agosto, Elba Selva, número 10 de nuestra Selección, convirtió 4 goles frente a Inglaterra, si bien no se trató de una competencia de FIFA oficial, esas 17 mujeres hicieron historia. “Las Pioneras” iniciaron este legado que cada vez más niñas, adolescentes y mujeres defienden y eligen con mayor libertad. Hoy, las canchas están ocupadas por mujeres, niñas y jóvenes se forman en clubes y en escuelitas, otras siguen reclamando que las dejen ser parte. Existe una diferencia significativa con el espacio que teníamos hace algunos años, por eso es que hay que seguir la lucha para achicar la brecha.
Defendamos el derecho al juego y con el puño en alto pidamos que ¡Dejen jugar a Ámbar!